miércoles, 7 de mayo de 2014

Lily Allen, Sheezus, 2014: Aquel adictivo pop rebelde



Ciertas ausencias suelen ser tristes pero necesarias. El alejarse para acomodar la propia vida se torna en la mejor de las decisiones. Algo así pasó, me imagino, por la cabeza de Lily Allen tras decidir su "desaparición" de la vida pública. Tuvieron que transcurrir cinco años para que la artista británica publicara un nuevo trabajo discográfico, Sheezus.
En ese lustro de silencio mucha agua corrió, Lily pudo consolidar una familia, ser madre, lograr el equilibrio como mujer, algo que quizás hubiese sido difícil de alcanzar si seguía bajo la luz mediática y tentada a los excesos.
Esa voluntaria ausencia, aquel autoexilio ha traído como resultado un gran disco, con esa desfachatez, agudeza, sarcasmo, ironía, sensualidad e inteligencia tan conocida en ella, pero ahora agregándole un ingrediente esencial: Madurez.
Ya no escuchamos a una adolescente díscola (aunque siempre con fundamentos) sino a una mujer, alguien que vivió y aprendió. Esto se percibe incluso en su voz, más adulta, ideal para dejarnos el mensaje.
En cuanto a lo musical, Allen sigue siendo la única integrante del reino del pop cuya actitud es más cercana al rock, la anti-diva que critica a sus colegas como se aprecia en el single que inicia y le da el nombre a este disco Sheezus, un hip hop más que eficiente.
Pero este álbum se desenvuelve también en otros ámbitos sonoros, así el electro pop bien ejecutado nos invita al baile en L8 CMMR (Late Comer), una canción que aborda temas sexuales de manera divertida. Bajo esa misma estructura tenemos a Hard Out Here, un tema que se convierte en el arma ideal para que Lily se burle literal y gráficamente (vean el video) de ciertas actitudes del pop más vendible.
Por esos mismos senderos camina Air Balloon, una canción más juguetona, una Lily más “niña”, como en sus inicios, nos enamora.
Our Time es el mejor sencillo de este trabajo, una canción que rinde tributo a la diversión, la juerga y el descontrol (al fin y al cabo Lily siempre será Lily por más que madure) todo ello envuelto en una melodía contagiante que hace imposible evitar que siga sonando en nuestra cabeza por más que la canción ya haya acabado, eso sucede cuando estamos frente a un hit total, así de simple.
Otros estilos que Lily toma y los hace suyos son el pop y el funk que coquetean en cierto grado en Insincerely Yours, algo similar sucede en Close Your Eyes. El country (ya experimentado en su anterior disco) también tiene su espacio con As Long as I Got You. El sonido del disco incluso se “tropicaliza” y se vuelve carnavalesco en “Life For Me”.
El disco cierra con una hermosa versión de un clásico de Keane, Somewhere Only We Know, dándole un toque más tierno y sentimental.
El resto de temas que completan el álbum, así como los bonus tracks de las ediciones especiales, redondean muy bien el espíritu alegórico, juguetón y crítico del disco.
En suma, la hermosa Lily Allen regresa con uno de los mejores discos de este año, con un sonido altamente estimulante y atrapante, Sheezus es la muestra clara de cómo ser la anti-diva pop dentro del propio pop, "boicotea" su propio género musical, y gracias a ello sigue siendo -y haciendo- aquel puro, honesto y adictivo Pop Rebelde.

 
 
 





sábado, 5 de abril de 2014

Destinatario celestial, remitente terrenal: Carta para Kurt



Querido "Kurco", hoy se conmemoran veinte años de tu crucial decisión, pero no quería hacer una semblanza de tus éxitos o tu vida, de eso se ha hablado hasta el hartazgo, y hoy se hablará aún más, simplemente quería expresar qué significaste para mí y para muchos que compartieron conmigo una época inolvidable dentro de la historia musical que hasta cierto punto se sintieron “descabezados” al perder a aquel líder y referente que nunca quiso serlo.
Era una noche otoñal de aquel día de abril de 1994 en que, como solía hacerlo, escuchaba la “radio rock en Lima” mientras preparaba mis tareas pendientes en la universidad. La programación se interrumpió abruptamente para dar la fatal noticia… la noticia de tu muerte. Recuerdo haberme quedado casi en shock, me imagino que así se sintió la anterior generación cuando se propagó la noticia del asesinato de Lennon, me imagino que así te sentiste tú aquella vez.
Debo confesarte que no era fan acérrimo de Nirvana, ya lo debes saber, pero era imposible no sentirse sutilmente atraído por el magnetismo de tu presencia escénica y la contundencia de tu mensaje. Yo caminaba por el rumbo que trazaban otras bandas de Seattle como la tuya, Alice in Chains, Soundgarden y Pearl Jam. Sé también que te sentías distinto a aquellas bandas, que pensabas que tu sendero era otro. Pero también ahora debes saber, tras el tiempo transcurrido, que eras también parte de ese grupo de escogidos al que no querías pertenecer.
Siempre tuve ciertas diferencias contigo, no entendía tu enojo con el resto del mundo, incluso contigo mismo. Eso terminó cuando leí la publicación de tu diario, y más allá de que en esos escritos destilabas mucha furia contra lo establecido, contra las bandas de Seattle que sentías que te copiaban y contra todo lo que te jodía, entendí que esas hojas llenas de furibunda catarsis tenían una razón de ser. Tu cuerpo y tu mente se habían sincronizado para hacerte daño, mientras tu cabeza no podía procesar la fama, tu estómago ardía y sólo la heroína podía calmar aquel incendio, por lo que nunca podrías salir de ese círculo vicioso de dolor, desazón e ira.
Aún así tu alma te salvó hasta donde pudo, te permitió escribir canciones que marcaron la década y a la historia del rock mismo. Himnos desenfrenados y desgarradores que con el tiempo pude comprender mejor, porque te comprendí a ti como persona.
Te convertiste, muy a tu pesar, en ídolo e ícono de mi generación, trataste de lidiar con la fama hasta que tu cerebro y tu cuerpo dijeron “¡Basta ya!”. Durante estos veinte años he leído y escuchado muchas “teorías” acerca de tu muerte, han criticado la decisión de acabar con tu propia vida, algunos incluso te han llamado cobarde, pero yo respeté siempre tu autosentencia por más dolorosa que haya sido, porque sólo tú conocías tus padecimientos y la agonía de tu sufrimiento emocional y corporal, porque cuando la vida misma es un infierno la muerte se convierte en el más placentero de los sueños por cumplir. Y si eso te dio la paz tan anhelada y te alivió, no hay nada que discutir.
Otros cuestionan tu importancia en la historia de la música, si fuiste “grande” o no, si está sobredimensionada tu capacidad y calidad artística, puede que sí, puede que no, la verdad no me importa, calificar al arte es imposible, a la música no se le pone nota aprobatoria, simplemente se le disfruta y sino pues no la escuchas, cambias de dial y punto. Lo que puedo decir desde mi perspectiva y vivencia es que acercaste el punk a nuevas generaciones, como la mía, los 90’s fueron casi la repetición necesaria y gloriosa de los 70’s.
Algunos más, también critican hasta el día de hoy tu relación con Courtney, de la que cada quien puede opinar lo que sea, pero siempre que estabas a su lado se percibía un aire de plenitud. Lo mismo siento cuando veo las imágenes con tu hermosa Frances en brazos, ella es tu legado físico, amabas a esa pequeña y me imagino que ella fue uno de los impedimentos para que no abandonaras esta dimensión mucho antes.
Kurt querido, sé que quisieras que te recordaran más por tu obra que por tu muerte, pero a veces eso ayuda, la curiosidad hacia tu legado musical se ha hecho más grande desde que partiste, tu música llegó a más oídos, sé que algunos lo hacen sólo el simple hecho de decir “yo escucho Nirvana” y así sentirse especiales pero sin entender mucho lo que aquello significa. No obstante también hay de los otros, los que no se ponen una camiseta con tu rostro (como sucede con el logo de Ramones) porque es “fashion rock”, sino porque es una manera de llevar tu esencia pegada en la piel y cerca del corazón.
Hoy hace veinte años el mundo cambió con tu viaje, la misma radio que me dio la noticia de tu muerte y que programaba tus canciones hoy te cataloga como "rock clásico", no sé qué pensarás de lo que hoy se escucha en las emisoras y cadenas musicales, aunque puedo imaginarlo y sonrío maliciosamente al visualizar cuál sería tu reacción. Por eso y más te respeto y, sobre todo, te extraño. Haces demasiada falta pero sé que allí donde te encuentras no hay más dolor físico ni mental, sólo paz, aquella paz que buscaste desde que naciste y hace dos décadas por fin pudiste encontrar, al menos eso quiero creer. Después de veinte años me atrevo a escribirte porque quizás tardé en comprenderte, pero el respeto siempre estuvo, lo más probable es que no leas estas líneas pero no encontré forma mejor de recordarte en un día como hoy.

Nos vemos a la vuelta, gracias por todo.   

sábado, 8 de marzo de 2014

Soundgarden: Los 20 Años de Superunknown



En 1994, veinte años atrás, el universo musical se vio sacudido por eventos que marcarían un antes y un después en la escena del rock. Es más que obvio que el suceso más recordado -por lo doloroso y por las consecuencias del mismo- fue la muerte de Kurt Cobain, hecho que marcó la pauta de un año distinto, duro, oscuro pero a la vez lleno de mucha producción musical de excelencia que se convertiría en emblemática y que sirve, a través de la música, para describir las vivencias de la “Generación X” y los tumultuosos años 90’s. Pearl Jam, Soundgarden, Stone Temple Pilots, Blur, Oasis, Beastie Boys, The Offspring, Green Day, Korn, The Cranberries, Weezer, entre muchos otros, editaron producciones que hoy son consideradas fundamentales para entender una época, su música y sobre todo su manera de ver el mundo y afrontar la realidad.
Uno de esos discos legendarios que cumple la veintena es Superunknown, para muchos el álbum más completo y perfecto de Soundgarden. Y sí, quizás lo sea, otros eligen al genial Badmotorfinger como el gran disco de la banda de Seattle, pero eso no lo vamos a discutir, el arte se disfruta no se debate.
Superunknown fue una propuesta oscura, pero a su vez energética, con trazos de punk, de rock clásico, de densidad extrema. Todo ello elevado a la máxima potencia a través de la poderosa voz de Chris Cornell, que convirtió a los tracks en más que sencillas canciones para transformarlas en gritos melódicos de supervivencia y sentimiento.
Desde el comienzo hasta el final el disco nos engulle, nos introduce a su mundo e historias, a partir de la primera distorsión melódica del track inicial Let Me Drown  hasta ese cierre distinto pero no falto de energía que es She Likes Surprises.  
Pero en el medio del viaje nos topamos con verdaderas joyas que ahora son consideradas indispensables e indiscutibles en la colección de “grandes éxitos” de la década alternativa. La energética My Wave, la introspectiva y genial Fell On Black Days, la contundente Superunknown, ese himno perfecto y repetido hasta la saciedad llamado Black Hole Sun, la entrañable y rítmica Spoonman (quizás una de las canciones más “queridas” de la banda), son los momentos más recordados de este trabajo. Pero este servidor tiene una preferida por sobre aquéllas, The Day I Tried I Live, una canción que, por ser hasta cierto punto distinta al resto, resalta por su perfecta arquitectura musical, por resumir el disco en una canción. Sería injusto olvidar a los otros componentes del álbum como Mailman un ejemplo claro de cómo aplicar la densidad al rock, Head Down uno de los pocos momentos con elementos semi acústicos dentro de una propuesta más bien frenética, la rápida y punk Kickstand, la hipnótica Fresh Tendrils, ese extracto que nos lleva hacia el sonido hindú y espiritual que es Half, y por último la presencia de la compleja pero armoniosa Like Suicide, completan este disco que es tan hermoso como complicado, como el ser humano.
El disco no sólo es producto de la genialidad vocal y letrista de Cornell, él no podría haber llegado a este prodigioso resultado de no ser por el vital complemento de la guitarra del magistral Kim Thayil, considerado uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos aunque su humildad no lo deje aceptarlo. No menos importante la presencia de Ben Shepherd, que con su bajo refleja aquella tan mencionada densidad y que hace juego con su postura de mirada al suelo en trance hipnótico como cuando está de pie en el escenario. Y claro, el ritmo, los sube y baja de la percusión a cargo de Matt Cameron en la batería, todo un referente.
Para conmemorar estos veinte años, la banda editará  en junio una edición especial del disco, que contendrá la remasterización del mismo así como demos, ensayos, acústicos e instrumentales. Esta edición estará disponible tanto en vinilo y en una versión de lujo de cinco discos y un Blu-ray.
Superunknown cumple veinte años, y estando a puertas de recibir a la banda en esta parte del continente, no hay mejor manera de generar más expectativa de la ya acumulada. Mientras estas líneas son escritas, suena el álbum de fondo en esta habitación, retrocedo mentalmente y esbozo una sonrisa recordando (y añorando) el mundo y mi vida de hace dos décadas, sé que no volverá a ser igual, que el tiempo pasó, pero al menos quedan estos testimonios musicales que representan la revisión a nuestro álbum de fotos y recortes de vida y emoción. Felicidades Soundgarden, y gracias por la música, nos vemos pronto.