jueves, 18 de mayo de 2017

Adiós a un Amigo. Hasta Siempre, Chris Cornell

Hay noticias que uno piensa que nunca recibirá, tan es así que cuando llegan no las creemos, o nos negamos a hacerlo. Hoy, la mejor voz del rock se ha ido, y duele, más de lo que me imaginé. Y es un dolor universal, porque el mundo musical ha sido golpeado sin previo aviso, sin siquiera darnos una señal de que algo como lo que hoy ocurrió sucedería. 

La noticia es tan dura como sorpresiva, tan dolorosa como inesperada. Nadie imaginó hablar de Chris Cornell en tiempo pasado, a menos que ya estuviera en la edad en que las sombras finales se aproximan. Pero, al parecer, esas sombras envolvieron a Chris antes de tiempo, y se lo llevaron para siempre. Como suelo decir en estos casos, no pretendo hacer una semblanza sobre su carrera o su aporte al universo del rock y de la música en su conjunto, esa información está siendo compartida por miles de medios, porque es justo, se lo merece largamente.

Solo escribo estas líneas para despedirme de ti, querido Chris. Quiero agradecerte la compañía de tantos años, tu música, voz y mensaje me ayudaron a sobrellevar mi adolescencia, juventud y adultez en los revoltosos y jodidos 90's. Se dice que los hechos hablan más que las palabras, y contigo es así, tu obra, tus canciones, te describen totalmente, es el tesoro que nos has dejado.

Tuve la inmensa fortuna de verte dos veces, primero con tu querido Soundgarden, y luego, hace pocos meses, acompañado de tu guitarra en el más hermoso concierto acústico que me haya tocado ver en mi vida. De la primera vez recuerdo toda la alegría que me producía verte, y que tuvimos la suerte de que, al haber menos público de lo esperado (algo que no te merecías), pudimos acceder a una zona más cercana al escenario (luego de correr y trepar escalones como ladrón que escapa de la escena del robo) y contemplarte más de cerca. Pero, recuerdo con más cariño la segunda vez, aquella que sin saberlo sería la ultima. Fue una experiencia tan hermosa, natural y auténtica. No hubo la estridencia lógica del rock eléctrico, sino la paz de tu voz y el sonido acústico que la enmarcaba, algo tan minimalista como bello e inolvidable.

Entre mis amigos solíamos decir que parecías no envejecer, que tu aspecto no había cambiado mucho en los últimos 25 años, ese eterno y perfecto Jesucristo del rock. Y sí, puede ser, pero a veces el tiempo corre más rápido por dentro, y de manera más tormentosa y solitaria, y quizás por ello tu estadía en el mundo mortal ya estaba próxima a caducar, aunque duela admitirlo.

Hoy, solo me queda darte las gracias, dejas una estela de dolor muy fuerte en mí y en millones. Hace mucho que no respiraba un ambiente de tristeza tan masiva como sincera. Has generado pasión, fanatismo, pero también respeto, en especial de tus colegas que te despiden con mucha pena y admiración.

No tengo mucho más que decir, porque aún no lo puedo creer. De la negación pasamos a la resignación, y sé que algún día sentiré nostalgia, que es lo que yo llamo la tristeza bonita, porque uno evoca los buenos momentos vividos y agradece haberlos tenido para poder contarlos como pedacitos de historia feliz a pesar de la ausencia. Eso será cuando me deje de doler tu partida. Mientras tanto, querido Chris, buen viaje, adiós amigo.