domingo, 19 de junio de 2011

Mi Viejo, La Música y Yo.

No es muy común que realice relatos personales en este espacio musical. Sólo lo hice dos veces, aunque en esencia siempre estuvieron relacionados con mi arte favorito que es precisamente la música.
Por ende ésta será la tercera ocasión en que cuente una historia personal. En realidad es más que eso, es un pequeño tributo al primer hombre que me acercó a la música, mi padre. Aunque parezca paradójico, teniendo en cuenta que este espacio está dedicado al rock, pues ese hombre al que amo tanto no es un rockero (a pesar de su look de sobreviviente de Woodstock), no escucha ese género, aunque tampoco es que le disguste, le parece agradable (he logrado alguna vez que escuche con interés al menos una canción de Pearl Jam). Pero él tiene una especial sensibilidad en lo que se refiere a escuchar y disfrutar las diversas canciones que han formado parte de su vida y creo que esa característica me la transmitió genéticamente.
En mi casa aún se encuentran los vinilos antiguos de música diversa que fueron parte del soundtrack de mi infancia y de mi hogar, así por ejemplo se encuentran discos de Ennio Morricone, banda sonoras de James Bond, Festivales de San Remo, imcluso un disco de la entrañable Mafalda, pero en especial lo que primaba era la música hispana, seguramente si se ponen a buscar entre esos discos encontrarán artistas que tuvieron su pico de popularidad en los 70's y parte de los 80's. Julio Iglesias, Camilo Sesto, Sandro, etc. Lo mismo sucede con los cassettes de esos mismos artistas y a ellos le podemos sumar a José José, Leonardo Favio, entre otros. Pero si hay un artista de todos ellos que más me llamó la atención fue sin duda alguna, Nino Bravo.
Y creo, es más, estoy seguro, que ese fue mi primer acercamiento a lo que para mí sería mi romance con el rock. Es cierto, Nino no cantaba rock, pero su presencia escénica, su look, la potencia de su voz, su actitud, era un sutil guiño a ese género desenfadado que para mí es el (verdadero) rock. Me gustó tanto, que le pedí a mi papá que me grabara una selección de sus mejores canciones en una cinta, y él se tomó el trabajo de hacerlo (con carátula incluida sacada de alguna foto de revista y también con la lista de canciones escrita a máquina). Fue triste saber también que antes de que yo naciera ya Nino había muerto, me dejó una sensación de nostalgia como si lo hubiera conocido, y creo que por eso quise más a este brillante cantante español.

Antes de eso yo ya había tenido contacto con la música, pero como "intérprete", cuando era muy pequeño, mi padre me grabó cantando a "dúo" un clásico de "El Puma" José Luis Rodríguez. El cassette de tan inesperado dúo esta por ahí, guardado celosamente. Recuerdo como mis padres se lo hacían escuchar a familiares y amistades causando mi obvia y vergonzosa reacción de encierro en mi habitación hasta que el martirio sonoro terminara. Aún así es un muy lindo recuerdo, que también fue acercándome a todo lo que tiene que ver con la música, aunque evidentemente después de esa experiencia abandoné mi incipiente"carrera artística".

Pero creo que si algo le agradezco a mi papá, en cuanto a música se refiere, es el hecho de acercarme a ese género triste y melancólico que es el Tango. Ser un niño y escuchar a Gardel fue una de las experiencias más importantes de mi vida como oyente musical. Quizás sea porque yo tengo cierta alma nostálgica lo que hizo que me enganchara con música que era totalmente lejana al resto de mi generación. A pesar de no ser un conocedor de esa corriente musical, disfruto mucho al escucharla. Justamente gracias al tango tuvimos el mayor acercamiento musical mi padre y yo años después. Y tal circunstancia tiene nombre y apellido: Andrés Calamaro.
Como muchos saben Andrelo editó un disco de tangos, muy bien versionados Tinta Roja, y que desde el momento en que los escuché supe a que a mi padre le encantarían. Y así fue, quedó feliz cuando le regalé aquel álbum. Pero la relación de Calamaro con mi padre no se originó ahí sino mucho antes, fue cuando le hice escuchar la versión de Los Rodríguez (la banda de Andrelo) de La Copa Rota. Se enamoró de ese cover y fue el preámbulo para mostrarle más cosas que había grabado Andrés, como por ejemplo su álbum El Cantante, que estaba plagado de covers de antiguas y memorables canciones. Y lo que más me agradó fue que mi papá disfrutó tanto de aquellas versiones como de las composiciones propias (y nuevas) de Calamaro que también estaban incluídas en ese álbum.

Fue como devolverle un poquito de todo lo que había recibido cultural y musicalmente por parte de él. Escuchar ambos el mismo género, las mismas canciones, compartir esos momentos, no es cosa común, y no tiene precio. Dichos momentos siempre quedarán guardados en mi mente y corazón.
Me encanta ver a mi viejo escuchar su música, disfrutarla, "cantarla", repetirla hasta el hartazgo. Por eso generalmente mis obsequios para con él están relacionados con la música, se ha hecho fan de Andrea Bocelli y he tratado de conseguirle en este último tiempo la mayor cantidad de DVDs de este artista italiano.
Hace algunos días mi papá me pidió si podía buscar información y quizás algunas canciones de una cantante cubana, Esther Borja. La información la encontré, las canciones sí fueron toda una odisea, me tomó todo un día recopilar algunas de esas canciones, no pude conseguir todas pero sí muchas y las mejores. Pero eso no era todo, las canciones al ser recogidas de distintas fuentes no tenían el mejor volumen o calidad uniforme entre todas. Pero gracias a un amigo logré arreglar la situación, filtrar sonidos, mejorar el volumen y así al final pude conseguir que ahora mi padre esté más que feliz con la música que le he obsequiado.

Quizás ese pequeño obsequio no represente mucho materialmente, aunque me encantó el hecho de tener que buscar las canciones tan difíciles de conseguir (fue todo un reto), no obstante ver a mi padre feliz, complacido, agradecido es una de las sensaciones más hermosas que puedo tener a esta altura de mi vida. Porque ese regalo en realidad es para los dos, para él porque se moría por escuchar esas canciones, y para mí porque no hay cosa más agradable para mí como hijo que ver feliz a mi padre gracias a algo que haya hecho por él.

Simplemente te quiero decir algo papá: Gracias por tanto (no sólo por la música), perdón por tan poco y... ¡Feliz Día del Padre!


Nino Bravo, uno de los primeros regalos musicales de mi papá para mí ¡qué voz!




"La Copa Rota", pequeña devolución de gentilezas para mi viejo de mi parte




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