viernes, 25 de septiembre de 2015

Chris Cornell, Higher Truth (2015): La apacible redención.

Chris Cornell, el reconocido vocalista de Soundgarden, ha sabido mantenerse en vigencia, incluso en los momentos de inactividad de su banda. Cuando Soundgarden decidió separarse (durante más de 12 años), Cornell pudo abocarse a otros proyectos, editó un excelente álbum debut como solista, Euphoria Morning, luego formó parte de Audioslave, la "megabanda" conformada, además de él, por tres miembros de Rage Against The Machine. Poco antes de que Soundgarden se reactivara, Cornell editó su tercer disco en solitario, Scream (2009), producido por Timbaland, un trabajo demasiado experimental y forzado para un músico como Chris, más bien cercano a los sonidos básicos y rústicos. Esto le valió las más duras críticas en su carrera.

Seis años después, y luego de vivir su segundo momento de gloria con Soundgarden, nuevamente Cornell se aventura en soledad, pero esta vez toma un camino más seguro, el acústico. Es así como nos presenta Higher Truth, una placa que nos muestra al mejor Cornell cuando no está con la banda de Seattle, junto a su única compañera en tiempos ermitaños: la guitarra acústica. Cornell buscaba recuperar la credibilidad de su carrera solista, y escogió al productor musical ideal para ese fin: Brendan O'Brien. El afamado productor ya había trabajado antes con Cornell en sus trabajos con Audioslave y Soundgarden, un hombre muy importante en el sonido de lo que hasta hoy conocemos como rock alternativo. O'Brien supo recuperar la versión más sobresaliente de Cornell, aquel que sabe que no necesita demasiados adornos para ofrecer el mejor sonido.

En Higher Truth, como ya se dijo, predomina lo acústico, con algunos momentos arriesgados para que así el disco no se vuelva predecible. Nearly Forgot My Broken Heart nos introduce en esta historia melódica, una demostración de la potencia vocal de Cornell, dentro de un track muy rítmico de alto protagonismo compartido entre la guitarra y el banjo. Le sigue Dead Wishes, un decoroso intento de canción country, de espíritu evocativo.

Ese aire campirano inicial continúa en Worried Moon, de tonada esperanzadora, influenciada en gran medida por Peter Gabriel. Before We Dissapear es más elaborado, sin perder por ello esa atmósfera nostálgica tan presente en lo que va de este trayecto sonoro. A través de Through The Window, Cornell hace gala (como tantas otras veces) de su capacidad para llegar a notas altas, y aún así no romper la armonía tranquilizadora del disco.

Josephine es un folk clásico, los violines la llevan a otro nivel, convirtiéndolo en el mejor tema del álbum. La influencia de Peter Gabriel vuelve a asomarse en Murderer Of Blue Skies, seguido de Higher Truth. El track que le da el nombre al disco, desplaza a la guitarra acústica y pone al piano como protagonista, y así rompe con esa riesgosa posibilidad latente de caer en la monotonía sonora.

La calma se vuelva a adueñar de la escena, Let Your Eyes Wander es una hermosa canción, guitarra aguda combinada con la voz sosegada pero firme de Cornell. Only These Words quiebra el esquema, nos introduce a una atmósfera más festiva, necesaria, una muestra que un trabajo acústico puede ser versátil. Posteriormente, en Circling, las revoluciones decrecen y se retoma la tranquilidad.

Our Time in the Universe nos traslada a un relajante viaje por el sonido hindú y cadencioso, Cornell experimenta y sale airoso, una canción que parece sacada de otro disco, ajena al resto, más energética. Un piano clásico, una armónica que recuerda a Neil Young, en Bend in The Road Cornell se acerca al góspel. 

Wrong Side es un tema que se parte en dos, se desdobla, más denso que sus predecesores, que sabe combinar en proporciones exactas lo acústico y lo eléctrico, un Cornell a dos voces, grave y agudo, que es acompañado por una atmósfera sonora que rinde tributo al maestro Ennio Morricone. El blues no está ausente, Misery Chain sabe mezclar perfectamente la armonía y la melancolía. Finalmente, Chris nos ofrece un remix de Our Time in The Universe, un epílogo distinto y fresco.

Chris Cornell se reinvindica, nos presenta un disco agradable, de atmósfera tranquila y reflexiva, tomando algunos riesgos para no aburrir al oyente con un sonido plano. Brendan O'Brien nuevamente sabe extraer la esencia del artista a quien produce, sea quien sea. Luego del fallido intento bajo la tutela de Timbaland, Chris aprendió la lección y se reencontró con la mejor versión de sí mismo, donde se siente cómodo y feliz, por lo que los resultados son óptimos. A través de Higher Truth (y luego del tropezón con Scream), Chris ha logrado la apacible redención.  


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