viernes, 18 de septiembre de 2015

Almost Famous: 15 años de Paz, Amor, Rock y Libertad.

El buen cine puede ser un generador de emociones y sensaciones difícil de igualar. Cuando un film nos atrapa y envuelve, se asemeja a lo que sentimos cuando leemos un gran libro o novela, así como podemos pasar horas leyendo una interesante historia también estaremos frente a una pantalla cuando un relato visual encaja en nuestros gustos y expectativas. Pero, si hay algo que genera el gusto desmedido por una buena película y que la vuelve nuestra favorita, es la identificación. Si nos vemos retratados con algún personaje o situación planteada en dicha película, esta se quedará guardada por siempre en nuestro corazón. 

Identificación, algo así me sucedió con Almost Famous (2000), a mi gusto la mejor cinta del director Cameron Crowe, y que, con total justicia, le valió un Oscar. Crowe además de ser cineasta fue periodista de rock para la revista Rolling Stone, y es, sobre todo, un gran melómano. Almost Famous fue la manera en que Cameron nos contaba su vida adolescente y sus primeros pasos en el periodismo musical, una historia casi autobiográfica y escrita con el corazón. No pretendo con este post hacer una crítica cinematográfica, quizás más se asemeje a un intento de reseña personal que tratará de explicar por qué esta cinta resulta tan entrañable, no solo para mí, sino para muchos que amamos la música, y que la usamos (ya sea al escucharla o tocarla) como una vía de expresión, catarsis y diversión.

Almost Famous, ambientada adecuadamente en la California hippie de los 70's, es una historia perfectamente contada por tres razones en especial: los personajes, la banda sonora y los momentos. William Miller, el protagonista, es la esencia de la inocencia transformada en rebeldía a través del rock. Un muchacho que aprendió a amar a las bandas gracias a los discos que su hermana Anita (la responsable de que William "abriera los ojos") le obsequió y que supo sobrevivir a la "opresión bienintencionada" de su conservadora madre. Con el pasar de los años conoce a Lester Bangs (personaje no ficticio, legendario crítico de rock de Rolling Stone, interpretado por el entrañable Philip Seymour Hoffman), un veterano crítico de rock que lo entusiasma y le encarga su primer trabajo profesional. Eso le permitirá no solo conocer el mundo de las bandas de rock desde adentro, también conocerá el amor.

Es imposible no enamorarse de Penny Lane, la preciosa "band-aid" (¡jamás llamarla "groupie"!), el personaje mejor construido de la película. Tan hermosa como compleja, vulnerable y humana, demasiado fácil de querer. A pesar de tener conocimiento de su disipada vida, William no puede evitar enamorarse y crear un vínculo muy fuerte con ella. Y, Penny Lane, sin darse cuenta, ha encontrado a alguien que la ama tal como es, sin poner reparos, y sin haber recibido de ella lo que los "otros" sí obtuvieron.

Uno de esos "otros", el más importante, es Russell Hammond, el guitarrista de Stillwater, la banda que William seguirá a todas partes durante su gira, para así cumplir con su primer trabajo, esta vez para la revista Rolling Stone. En toda historia cinematográfica con tintes románticos habrá un triángulo, y Russell lo cierra. A pesar de tener algún tipo de relación con Penny Lane, que más se basaba en lo físico que en lo emocional (al menos para Russell), también termina enganchado con la bella "band-aid" poniendo en riesgo la relación sentimental "formal" que ya tenía desde antes de conocerla. No obstante de la evidente rivalidad, Russell y William forjan una interesante amistad, de idas y vueltas por una entrevista pactada que se va postergando en el transcurso de la gira, pero siempre con Penny Lane como punto de equilibrio (y disputa) entre los dos.



La banda sonora, que recoge clásicos emblemáticos de los 60's y  70's, es el segundo elemento trascendental de esta obra, pero va de la mano con el tercero, los momentos. Escenas claves que sin la música no serían lo que fueron o no podríamos descifrar el mensaje encriptado. La más importante, sin duda, la que se desarrolla dentro del bus de la banda, luego de que Russell fue "rescatado" de una noche de "perdición" ("¡soy un Dios dorado!"), que no llegó a mayores por la presencia de William, que lo cuidó como un buen amigo. Escuchar dentro del transporte aquella hermosa melodía llamada Tiny Dancer de Elton John, produce que uno a uno, los miembros de la banda, el staff, y el propio William, canten y se fundan en uno solo, transformando los rostros desencajados -por la crisis existencial que pasaba el grupo- en sonrisas sinceras, unión y bienestar. Un símbolo de lo que la música puede lograr por los seres humanos y su almas: curar, transmitir y disfrutar. Magia pura. Pero, mientras se produce ese "minicarnaval", William le comenta a Penny Lane que debe regresar a casa, a lo que ella responde "Estás en casa". Esta es sin duda la frase que resume el film, el hogar no es un lugar específico, físico o cotidiano, el hogar es donde uno se siente cómodo, querido y respetado.

Pero hubo otros momentos que resaltaron la parte humana de los personajes. William consigue, sin proponérselo, lo que ningún otro hombre logró de Penny Lane (luego de salvarle, literalmente, la vida), su mayor secreto: que Penny Lane le dijera su verdadero nombre. Y esto va unido a la (primera) escena de avión, cuando ambos personajes se despiden, al parecer (quiero creer), Penny Lane abre los ojos, reacciona, y se percata de lo que está pasando entre ella y William, que aunque roza más con lo platónico no deja de ser sincero. En ese mismo momento él la ve partir, corre desde dentro del aeropuerto persiguiendo imaginariamente el avión como tratando de alcanzarlo, ella lo sigue contemplando, observa al único hombre que la amó de verdad, y el que recibió menos, paradójicamente, de ella. Coloca sus dedos en la ventanilla hasta que despega y desaparece de la visión y, quizás, de la vida de William. Pero los aviones siguen siendo elementos básicos del relato, la escena en la que Stillwater y el joven reportero piensan que van a estrellarse y morir, debido a las fuertes turbulencias, hacen que la aeronave se transforme en un confesionario colectivo. Infidelidades, intercambios de parejas, "ganancias extras" no declaradas por parte del antiguo manager de la banda, un supuesto "homicidio culposo por atropello" que la conciencia del nuevo manager le hizo relatar, la orientación sexual del baterista, en fin, todo tipo de confesiones, cuyo punto culminante fue una peculiar declaración de amor. William confiesa lo que siente por Penny Lane ante los demás, molesto a su vez por como la abandonaron la noche anterior (en especial Russell) empujándola al intento de suicidio. Lo dice con seguridad y rabia, gritándolo desde el alma y con el corazón en la mano, Russell se percata de ello, sabe que este chico no es simplemente un niño que se enamoró como colegial de una mujer que a él también le gusta, no, se da cuenta de que ese adolescente ama a Penny Lane de verdad, más de lo que el propio Russell creía amarla. El epílogo del film, que une a los dos antagonistas, por obra y gracia de la propia Penny Lane, es el mejor cierre, con Tangerine de Led Zeppelin de fondo, y una entrevista pendiente que toma la forma de conversación entre amigos y tratado de paz, dos hombres que quieren a la misma mujer, y a la música como medio y forma de vida, por supuesto. Ambos, William y Russell, juntos, representan el ideal de hombre para Penny Lane, lástima, para ella, que no haya manera de que formen uno solo, porque los quiere a los dos.


Identificación. A William lo quiero porque me veo reflejado en él, por su amor por el rock, el querer escribir sobre él, analizar canciones además de disfrutarlas (lo cual puede ser tortuoso a veces). También, alguna vez me enamoré a través de la música, pude conocer a alguien tan especial como lo fue Penny Lane para William Miller, simplemente porque ambos sentimos lo mismo por el arte musical, me encontré con gente maravillosa, amistades que nacieron a través de coincidencias en gustos musicales. Yo también fui más pequeño que el resto de mis compañeros escolares, ingresé al colegio cuando tenía cinco años y ellos ya contaban con seis, por lo que era más bajito, diminuto, distinto, tal como le pasó al pequeño William. Y, aunque no crecí con mis hermanos mayores, por lo que no heredé de ninguno de ellos discos como los que William recibió de su hermana Anita, la influencia familiar en cuanto a la música, sí estuvo presente. Mi padre tuvo mucho que ver con mi cariño por otros géneros distintos al rock, los vinilos y las cintas en el viejo equipo de sonido (que aún conserva), fueron mi primer contacto con la música como elemento. El rock comenzó a llegar de la mano de mi madre (en este caso lo opuesto a William), gracias a ella conocí a The Beatles, Los Saicos del Perú, que fueron mis primeras referencias, panorama que luego comencé a ampliar con Kiss, Van Halen, Twisted Sister, cuando tenía siete años. Y, finalmente, yo, como muchos otros, también tuvimos nuestro Lester Bangs, personificado en el inigualable y gran maestro Gerardo Manuel. Descubrí mi afición por la redacción musical siendo mucho mayor que William, pero nunca es tarde para encontrar mi camino, cumplir los sueños y desarrollar la verdadera vocación.



William Miller, Penny Lane, Russell Hammond, las "band-aids", la música, los momentos que generan sensaciones, todo ello en conjunto hacen de Almost Famous una obra maestra. No es fácil que el cine toque nuestro corazón, que una historia ajena se vuelva propia, y Cameron Crowe lo logra con maestría y simpleza a la vez. Ya había realizado una amago de lo que podía ser su futuro trabajo, cuando estrenó Singles en 1992, donde supo conjugar las relaciones humanas y la música teniendo como telón de fondo al movimiento grunge de Seattle. Almost Famous se convirtió en un clásico del siglo 21 y una referencia de cómo hacer cine, contar una historia y transmitir vivencias y emociones. Una hermosa película que acaba de cumplir quince años, dejando Paz, Amor, Rock y Libertad como legado, mensaje y forma de vida. Gracias por eso Cameron Crowe, ¿o debo decirte William Miller?


Esta es "La Escena". Así de simple.

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