Ella ha vuelto, con esa mirada
hermosa y penetrante. Ella ha vuelto, quizás físicamente más delgada que la última vez que tuve
noticias suyas. Ella ha vuelto, tan contundente como siempre a la hora de interpretar nostalgia,
poder, ritmo y sincronía. Pasaron 7
larguísimos años desde su último trabajo, largos no por el tiempo transcurrido
sino por el vacío que dejó su ausencia. Porque si algo tiene Fiona es que te
hace sentir igual al resto, sea para bien o para mal, su música describe la
realidad que muchos viven (vivimos) y nos hace notar que no estamos solos en
este andar por el mundo.
The Idler Wheel Is Wiser
Than the Driver of the Screw and Whipping Cords Will Serve You More Than Ropes
Will Ever Do es el extenso título del álbum que nos la trae de vuelta, tan extenso
como el tiempo que tuvimos que esperar su regreso. Valió la pena, Fiona regresa
como sólo ella puede hacerlo, nos remece, nos envuelve, nos noquea.
Abre esta magnífica obra Every Single
Night, dulce y atrapante inicio que va adquiriendo un poco más de
fuerza con el avance del track, la demostración más pura que Fiona sigue intacta
vocalmente, quizás mejor que nunca.
Daredevil posee una tenue
percusión que lleva el ritmo que en combinación con la voz y el piano de la
propia Fiona se convierten en un coqueteo sutil con el jazz.
Seguimos avanzando y nos topamos
con Valentine
que continúa con la línea predominante e inicial del trabajo, con mayor
densidad quizás pero que se transforma en cuanto el piano toma el control de la
situación. Un track con altibajos, no de calidad sino de intensidad, como quien
deja de respirar por un instante para
retomar el aire con más fuerza.
Jonathan es un poco más
oscura y melancólica, que se desordena adrede a través de la percusión logrando
así una joya sonora.
Es recurrente referirse al
trabajo de la percusión en este disco, Left Alone no es la excepción ya que
dicha característica vuelve a apoderarse del álbum, en uno de los momentos más imponentes
de la propuesta. Furia contenida que se libera de manera sutil, Fiona en su dimensión
máxima.
Werewolf constituye uno
de los momentos más sublimes del disco. Sencillo, básico, relajante e incluso
tierno. Todo lo que Fiona puede llegar a ser.
El piano vuelve a tomar la batuta
con Periphery,
con un sonido repetitivamente necesario que hipnotiza y nos lleva a dar
un paseo cadencioso y liberador.
Regret nos envuelve a través del
compás similar al del sonido de un viejo reloj, percusión y piano (para variar)
se complementan, y la voz de la artista llega a niveles inesperados casi al
punto de desgarrarse pero sin romperse, transmitiendo todo ese sentimiento guardado
en lo más profundo.
Persisten los ritmos hipnóticos,
atrapantes y embriagadores en Anything We Want, un track con más
movimiento, más “alentador” que el resto pero que no le resta en ningún momento
el aire místico al disco.
El cierre del álbum, Hot
Knife, es casi la continuación del penúltimo single por su estructura
muy similar, Fiona se despide no con la melancolía acostumbrada sino que nos
brinda una esperanza, porque nos advierte que hay Fiona Apple para rato.
Ella ha vuelto, nos vuelve a
mirar fijamente a los ojos, de esa manera asesina y cautivante que tiene para hacerlo, el mismo efecto
que origina escucharla. Ha regresado con un disco cuyo nombre quizás nunca
podamos memorizar por completo, al fin de cuentas más fácil y placentero es
escuchar el disco que saber cómo se llama. Han pasado 7 años, hasta se pensó
que no volvería, pero lo ha hecho, y de la mejor manera posible, siendo ella
misma pero a la vez más madura, más “vivida”, creo entonces que la ausencia ha
sido compensada.
Every Single Night
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